dimanche 22 février 2015

Tomar el mundo por sorpresa. Y que te coja si puede... por rápido que el planeta gire, la luz brilla más viva, y me enciende. Y en estas ganas de compartir una alegría renovada, me doy cuenta de que el amor nada tiene que ver con la persona de la que te enamoras, sino con quien eres. Que ni siquiera hace falta otra persona para estar enamorada, para sentirse viva y radiante, para que te brillen los ojos y te arda al alma, lo único que hace falta es la idea de esa persona...y ya vale. Hace falta saber que sus cualidades te envuelven, que las tuyas se engrandecen porque todo lo bueno se expande, sin necesidad de más energía que la del amor, que por otro lado es la más potente.

En esos momentos, aunque a veces fugaces, entiendes tu poder, reconoces que creas...y no hay marcha atrás, ya eres consciente.  A ratos da un poco de pereza re-involucrarse sin unos mimos en la espalda que te animen sin esfuerzo. Parece insuficiente solo imaginar que sus dedos te despiertan con esa suavidad que te trae la bienvenida al cielo. En un mundo despierto, pero soñado a la vez. Parece insuficiente imaginar su mano acariciando tus hombros, sentir la textura de sus dedos despertando cada centímetro de piel y la cadencia de su aliento sobre tu cuello. Parece difícil y sin embargo me imagino acostumbrándome a su olor cada mañana, a su ternura abrigando mi sueño y a sus besos apresando un presente tras otro, haciéndome sentir inmortal por instantes intemporales.

Parece difícil, pero tienes una gaviota en la tripa que lleva mi nombre y eso me ayuda a imaginar, y eso me permite respetar y honrar la distancia que hay entre tu pelo y mi ropa, y a veces, hasta agrandarla.

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