No sabe decir adios, siempre dice "vamos viendo". Dice que "se va" y vuelve, como para comprobar que sigo aqui. Y yo confirmo, sigo. No sé donde està su risa ni porqué sigue abriendo mi curiosidad todo lo que viene de alli. No sé porque sigo encontrando puentes y lugares comunes en alguien que suavemente, se aleja. Tal vez es eso, la suavidad, lo que me perturba. La suavidad es siempre caricia aunque no te toque. La suavidad nos lleva a un lugar donde exponernos, donde mostrarnos sin velos y descubrir un poco de quien somos. La suavidad a veces atrapa, justamente porque no lo busca.
TIEMPO, si algo me enseñò mi padre es que el amor es tiempo. Sino no es nada, solo prisa.
<Esto me recuerda a un cuento en el que habitaban todos los sentimientos. Todos felices en una isla. Hasta que un dia reciben la noticia de que la isla va a quedar cubierta por el mar, se va a hundir. Muchos comienzan a hacer las maletas, solo quedan unos dias. Muchos, salvo el amor. Porque el amor es asì, con esa tendencia suya a aferrarse a cosas imposibles....
Todo se vuelve caòtico en esa isla, la gente corre a salvarse, a prevenir a unos y otros de que, para sobrevivir, hay que salir de aquella, su casa. Pero el amor insiste _"yo me quedo aqui, yo amo esta isla y no puedo dejarla sola"_ Pero amor, la isla va a desaparecer, si te quedas aqui, moriràs_ le decian.
Los argumentos de sus amigos no eran suficiente, el amor permanecia inmovil. Y un dia la lluvia llegò. Poco a poco, todo comenzo a inundarse, bañando las calles, diluyendo todos y cada uno de los cimientos, de los àrboles, de las casas...Los mas rezagados se subieron a los ùltimos barcos y comenzaron a zarpar. Pero el amor seguìa ahi, aferrado a su isla.
Gota a gota, la isla desapareciendo bajo el agua, al son de la lluvia. El agua fue cubriendo sus tobillos, su cintura hasta que... para poder seguir seguir respirando, el amor tuvo que echarse a nadar...
Siguiò nadando, sin percibir aùn, que aquella isla era ya un reflejo. Nadaba y nadaba aferrado a aquella isla hasta que, exausto, se dio cuenta de que para sobrevivir tendrìa que pedir ayuda.
Entonces vio pasar a la alegria, cantando eurfòrica en su barquita.
_Alegria, alegria, ayudame!.
Pero la alegria, loca de contenta, no le oyò y paso de largo.
Màs tarde la tristeza se acercò a algunos metros, llorando.
_Tristeza por favor, ayudame, no me quedan fuerzas para seguir nadando.
_Lo siento amor, pero con mi peso y mis lagrimas, no queda sitio para ti en esta barca, porque si subes, nos hundiriamos los dos... No puedo llevarte.
Y el amor siguiò nadando con lo que le quedaba de fuerzas. Cuando estaba a un àtibo de desfallecer, un hombre extraño se acercò y lo acogiò en su barca, llevandolo a tierra firme.
Cuando el amor estaba ya recuperado, despues de casi perder la vida y una convalescencia màs larga de lo normal, se fue a dar un paseo por esa nueva tierra. No habia vuelto a ver a aquel hombre que le salvò la vida y con quien a duermevela, no habia cruzado palabra , asi que fue en su busca. No sabia su nombre ni dònde buscarlo. Entonces, la sabiduria saliò a su paso y continuaron caminando juntas, en silencio. Nunca antes habia caminado en silencio, ni solo ni acompañado. Ese paseo juntos se hizo rutina y un dìa el amor preguntò. _Sabiduria, quien fue ese extraño que me salvò la vida cuando el resto del mundo se habia ido?
La Sabiduria, dibujò una sonrisa calma, como esas que solo dan el paso de los años_ Esa persona que te llevò de vuelta a la vida es el tiempo, el ùnico capaz de ayudar y entender al amor cuando el resto no puede... >
Y el resto no puede, por mucho que quiera. El resto no puede aunque disfrute de la palabra, aunque tenga la experiencia. No puede, el unico que cura el dolor, que no es cosa que un amor herido, es el tiempo.