Ella me dijo _ quiero entender el invierno_ y yo sabía que en su mirada ya no había frío.
Sonreía, porque la música acariciaba sus ganas de vivir...y me miraba sin querer pronunciar mi nombre.  Pero bailaba. No podía evitarlo. Aunque los pies estuvieran en el aire, el sonido de un blues es más fuerte que uno mismo, y te penetra en las entrañas.

Y la noche regalaba sorpresas para darnos la bienvenida. Y sus manos se acercaban a mi piel, y por momentos, temblaba. Porque su calor era tal que más que acariciar, ardía.

_Bailamos?_ Y después de andar bailamos. Pero con su pelo y mis besos..con su sabor a tierra y mi frío, que se derretía con sus labios.

No hay mayor espejismo que una noche mágica de dos desconocidos que se encuentran. Ni mayor alegría tonta para despertar.. bueno sí, si la valentía me hubiera ayudado a dejarla entrar...  tal vez mañana...