mercredi 24 juin 2015

El precio de la derrota es la valentía de haber iniciado un camino, de haberlo andado. Y por lo tanto la derrota no es tal, por el camino. Pues el hecho de andarlo permite merecerlo y mirar atrás con destellos de ternura entre las manos. Cuando en las manos quedan restos de sal es porque han dado sin esperar respuesta, y eso no puede saber amargo aunque no vuelva, pues una siente que la tripa está libre de preguntas, y puede combinar respuestas.

Tal vez no hubo lugar para sentirse a salvo, pero hubo ilusión y acierto. Un pecho expandiéndose mientras resonaba con el cariño a repartir, que es lo más bonito del mundo. La ternura es el acierto, siempre, y no se puede oprimir, ni ocultar. La ternura también tiene que girar el timón si el barco se descompensa, y re-ubicarse de nuevo en horizontes infinitos que nacen del cambio.

Agradecer marca el rumbo del primer paso y merecerse, genera la fuerza para darlo. Y es que "el primer paso no te lleva a donde quieres ir, pero te saca de donde estás".

mardi 23 juin 2015

Todos deberíamos ser capaces de poner encima de la mesa el dinero, los móviles, nuestra imagen, mirarlos como EXTERNO y discernir, claramente, "quien es dueño de quien" y lo mismo, exactamente lo mismo con el juicio y con el miedo. Con ese mapa de experiencias que volcamos a los demás mientras nos ofendemos ante sus opiniones, que son solo eso: opiniones. Y las opiniones sobre un contexto no hablan de mi, no han de tomarse personalmente. Tampoco las opiniones sobre las actitudes, porque lo que tu interpretes sobre la actitud del otro no lo define y mucho menos lo relega a tu concepto del bien. Las mejores conversaciones son las que te devuelven a ti misma, sin falta, pero para eso, hay que estar dispuesta a escuchar y sobretodo, a verse reflejada en lo negativo del otro aunque no me guste. Hace falta mucha valentía para encontrarse en aquello que rechazamos del otro.



vendredi 12 juin 2015

a mí, que me encantan las despedidas y tú, que siempre dejas la puerta entreabierta. Yo que trato de salir corriendo, para que no me deslumbren tus ojos, y tú que me paras y sonríes, como si no te dieras cuenta de que me hierve la espalda cuando estás cerca. Y es que nadie me ha enseñado a mirarte sin verte, como si fueras una más. Tampoco sé si lo he querido aprender. Lo que sí sé es que hoy tuve que salir corriendo porque construir más me debilita el horizonte hacia otros.


y aún así, genia, brindo por quimeras que se esparcen mientras duermes, que hacen que un viernes parezca jueves :)
https://www.youtube.com/watch?v=YgF2P-0d70k