jeudi 15 octobre 2020
El abrazo del odio.
Ahora que todo me molesta, que me mires y me abraces, que te alejes, que me mientas. O que no digas nada...
Tambien que desaparezcas, cuando te pedi una y mil veces que lo hicieras. Pero una cosa es lo que dicen mis palabras y otra mi voz. Mi voz quiere que vuelvas, y me abraces. Y te odia por no estar, y no entender mis gritos, y no saber buscarme y no es escuchar mi voz en tus silencios. Y te odia por seguir anclada en mis recuerdos, sobretodo cuando lloro. Y te odia porque sigues sin aparecer cuando te espero y apereces de repente, cuando ya no queda màs de mi...
Primavera, no te pierdas.
En todos los horizontes hay alguna primavera. Y de todos los amaneceres el rojo es esmeralda, como si se pudiera tocar a través de ese cielo entre gris y rojo la esperanza. Pero sigue tu silla vacía. Sigue la mesa esperando a que vuelvas, y mis recuerdos nunca serán suficientes para llenarme de tí. No gritar tu nombre. Puedo imaginarme un futuro, y no es que no lo crea posible...es simplemente que se que todas las alegrías tendrán tu ausencia, que todos los logros darán igual porque ya no es importante, porque faltas tú. Y te voy a extrañar, tanto, que temo no volver a ser si no es ausencia. Como si tu ida se hubiera clavado en mi pecho y nada ya lo pudiera abrir.
Para algunos dolores no existen quimeras suficientemente grandes...si que pueden dejar de doler, pero la quimera solo será un remedio al desatino.